La sala es grande y los estantes interminables; allí las almacena, mas también en su vasta memoria.
Nada deja librado al azar; para ello las fabrica. Solo algunas deshecha, no por su imperfección sino por su dudosa perfección.
Gadu, el laborioso señor del tiempo y del espacio. Cada escena de su doblemente infinito juego es subreal antes de ser real.
Nada deja librado al azar; para ello las fabrica. Por ello debió existir antes de la existencia mima; su trabajo no admite tener demoras, su ficción debe ser modelada antes de ser verdad.
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